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ENTREVISTA A NUESTROS HÉROES. XXIII.

Compartimos, con este proyecto, el testimonio de nuestros hermanos que se enfrentan cada día, desde su puesto de trabajo, a esta compleja situación que estamos viviendo para poner, así, en valor su esfuerzo. Sirvan sus palabras de esperanza y aliento a los hermanos. Reconociendo su entrega, pedimos a Dios, nuestro Señor, que proteja y bendiga a estas hermanas. Ambas resaltan en sus entrevistas el valor de la fe en estos momentos.

Hoy compartimos dos entrevistas, en primer lugar a Ntra. Hna. Irene Domínguez Ortega, dependienta de comercio alimentación en Cash Fresh Parque Flores

1.- ¿Estás realizando ahora mismo el mismo trabajo que desempeñabas antes de empezar la crisis? En el caso de que tu trabajo haya cambiado, ¿en qué ha consistido el cambio?

Así es. Llevo con el mismo oficio desde hace más de 20 años, si bien es cierto que desde que empezó la alerta sanitaria, hemos seguido al pie de la letra el protocolo de seguridad: desde la protección del personal del supermercado, al control del aforo, la obligación de ofrecer a los clientes guantes…

2.- ¿Cuando te diriges hacia tu lugar de trabajo qué piensas, en qué pones tus pensamientos? y cuando llegas, ¿qué te encuentras?

Voy escuchando la radio, pendiente de cómo va evolucionando todo esto. En estos momentos tengo una gran preocupación, más allá del miedo a contagiar a mi familia y es la entereza que hay que mostrar, ahora que nos ha tocado el virus de cerca. Me acuerdo de todas las familias que lo están pasando tan mal y las que desgraciadamente lo estamos pasando. Intento mantenerme muy firme para afrontar todo esto que nos queda. Cuando llego, me inquieta si me encontraré gente inconsciente que va a comprar todos los días sin pensar en nosotros, en que también somos personas con miedo y tenemos familia con la que tenemos que convivir y podemos infectar. Sin embargo, me uno a mis compañeros con mejores y peores días, con más o con menos ganas, pero encuentro positividad en ellos. También es significativo aquellas personas que nos dan ánimos (o una mascarilla que han hecho expresamente para nosotros) y hacen todo lo posible por acatar las normas y así hacérnoslo más fácil.

3.- De todo lo vivido hasta ahora, ¿cuál ha sido tu peor experiencia? es decir, la vivencia más negativa.

Por supuesto conocer las desgracias que están pasando tantísima gente en el mundo y, lo peor, saber cómo duele cuando te toca de cerca. Hemos sentido la pérdida de un hermano crucero, mi tío Francisco José Ortega Romero, al que estaba muy unida. Ya de por sí, era difícil salir a trabajar dejando a mis hijos en casa, preocupada inevitablemente por no contagiarme. Pero peor aún ha sido sentir el revés de que se marche un familiar – una buena persona- por culpa de esta pandemia y no tener la oportunidad de duelo, de despedida, de estar junto a nuestros seres queridos. Es duro, difícil, inexplicable: como una pesadilla. Pero tengo la dicha de que, aun teniendo cada uno los pies en un sitio, hemos sido un mismo corazón fuerte, con mucha fe. Vuelvo a mi trabajo con gran entereza por ese motivo.

4.- ¿Y tu mejor experiencia? es decir, la más positiva.

La solidaridad de las personas. La fuerza que nos dan cada día, transmitiéndonos que nosotros también estamos haciendo una importante labor desde nuestro puesto de trabajo en estos terribles días. He sentido muy de cerca a gente que tengo lejos: y hay una gran empatía. Más que nunca. Me hace sentir esperanzada. Tengo que hacer mención también a gestos de nuestros vecinos del pueblo y de la Hermandad, que en los días más difíciles nos ha traído lo que necesitábamos: apoyo, fe. Nunca lo olvidaré.

5.- ¿Con qué te quedas de todo esto?

Con que aún hay personas buenas en este mundo que trabajan para hacer feliz a los demás en los momentos más difíciles. Eso me reconforta muchísimo.

6.- Y para finalizar, ¿qué necesitas, qué le pedirías al Cristo y a la Virgen?

Con más fe que nunca, a mi Cristo Bendito de la Vera-Cruz y a su bendita Madre de las Angustias le pido fuerzas y salud, mucha salud para mi familia y para todos: es lo más importante. Que nos protejan y que cuando todo esto acabe (que acabará) seamos mejores personas, que no haya sido en vano todas las pérdidas. Y sin más, que la Virgen y el Cristo os protejan. Sois muy grandes.

En segundo lugar, compartimos la experiencia de Ntra. Hna. Angustias Borrego Costa, Trabajadora Social y en el Área de Cohesión Social e Igualdad de la Diputación de Sevilla. Nuestra hermana Angustias, asimismo, es adjunta a la Diputación de Formación y Juventud de la Junta de Oficiales de esta Hermandad.

1. ¿Estás realizando ahora mismo el mismo trabajo que desempeñabas antes de empezar la crisis? En el caso que tu trabajo haya cambiado, ¿en qué ha consistido el cambio?

Mi trabajo si ha cambiado con respecto a antes de empezar la crisis. Antes de decretarse el Estado de Alarma realizaba los programas individuales de atención de dependencia en varios municipios de la provincia. En la última semana antes del confinamiento ya nos prohibieron realizar visitas a domicilio, teniendo en cuenta que realizábamos las visitas a personas mayores y/o enfermos, ambos colectivos de riesgo. El primer día de Teletrabajo me asignaron como refuerzo a los Servicios Sociales de Alcalá del Río. Y dejé el teletrabajo para hacerme presente. Y mi labor desde que comenzó la crisis consiste la recogida de datos de los vecinos que  demandan  ayuda, así como la elaboración de informes de valoración y propuesta de ayudas.

2.¿Cuando te diriges a tu lugar de trabajo qué piensas, en qué pones tus pensamientos? Y cuando llegas, ¿qué te encuentras?

Pues en primer lugar me dirijo a Servicios Sociales como si nadie más quedara en el mundo, es mi sensación cuando salgo de casa y cruzo las calles tan vacías. En segundo lugar no termino de acostumbrarme a la compañera que me recibe todos los días desinfectante en mano,  para ir dando a reja, picaporte, etc. Y bueno pienso que ojalá nos cunda la mañana, y consigamos rebajar  esa enorme lista de personas, a las que tenemos que llamar y hacer informes de ayuda, muchas de ellas desconocidas totalmente para nosotras y que llevaban vidas completamente normales, haciendo frente diariamente a sus gastos, acudiendo a sus trabajos etc.,  y que desde que todo esto comenzó sus gastos fijos siguen adelante pero sus ingresos no, quedando en una situación de vulnerabilidad absoluta y en un contexto en el que no están acostumbrados a desenvolverse.

3. De todo lo vivido hasta ahora, ¿cuál ha sido tu peor experiencia?, es decir, la vivencia más negativa.

Con respecto al trabajo, lo más negativo es la desesperanza de algunas personas ante esta situación, la incertidumbre de si volverán a recuperar sus trabajos, la impotencia, cuando te insisten en que nunca se habían visto en esa situación de precariedad económica. Con respecto al equipo de trabajo lo peor sin duda fue compartir el momento de la pérdida de Eva Amaya, una de las Auxiliares de Ayuda a Domicilio de las que llevaban más tiempo trabajando.  La noticia la recibimos en plena mañana de trabajo y fue duro vivir  como sus compañeras y amigas iban llegando,  y ni siquiera había posibilidad de un abrazo o un beso de consuelo….desde aquí un beso al cielo

4. ¿Y tu mejor experiencia?, es decir, la más positiva.

Lo más positivo es,  que esas personas se despiden de ti deseándote un buen día, dándote las gracias, deseando que te cuides, con buenos deseos, frente a otros que nos tratan de una forma despectiva, maleducada e irritante.  Me quedo también con el “agotamiento compartido”,  que va pasando por cada una de mis compañeras y por mí misma, en días distintos gracias a Dios, y cuando una cae la otra te levanta. A pesar de todo, de las irritaciones, de la tristeza por las experiencias que oímos, de los malos gestos de algunas personas a las que atendemos, a pesar de todo, encontramos el momento de hacer una broma, de gritar, de desahogarnos con alguna risa, de coger aire, dura muy poco porque no tenemos tiempo, pero alivia el alma y la mente.

5. ¿Con qué te quedas de todo esto?

Me quedo con todo lo bueno que de esto pueda nacer; con la actitud de solidaridad de nuestro pueblo y de nuestros hermanos,  con el buen ejemplo que están dando los niños, portándose mejor que muchos adultos, con las palabras de aliento, con las palabras de esperanza y con la confianza en que ya damos más valor a ciertas cosas… Me quedo también con la versión “Jueves Santo.0” que hemos vivido, con la Letanía de los niños, con el Rosario de los jóvenes, con el regalo del coro. Con las llamadas a los mayores de nuestra hermandad y los ratitos de charlas, con la rapidez y la disponibilidad con la que nuestros voluntarios acuden a hacer los recados a los que no pueden salir de casa, con todo esto me quedo…

6. Y para finalizar, ¿qué necesitas, qué le pedirías al Cristo y a la Virgen?

Al Cristo y a su Bendita Madre les pido Fe, que no me falte la Fe.  Necesito que me ayuden a seguir luchando, a saber discernir, a ser justa,  a ver al mismo Cristo en cada persona a la que entrevisto, a tener la palabra de consuelo y de ánimo a tiempo, a que mi capacidad de resolver se multiplique por veinte mil. Y me uno a la petición de todos de que la pandemia termine  y tengamos la oportunidad de recuperar nuestras vidas pero sumando lo que hemos aprendido en esta cuarentena, que así sea…