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FESTIVIDAD DE SANTA MARÍA MAGDALENA

Señor, Dios nuestro, Cristo, tu unigénito, confió, antes que a nadie, a María Magdalena la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual; concédenos a nosotros, por la intercesión y el ejemplo de aquella cuya fiesta celebramos, anunciar siempre a Cristo resucitado y verle un día glorioso en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

En una hornacina en arco de medio punto, labrada en mármol, situada en el muro que separa la capilla de la Vera-Cruz de la nave de la Ermita de San Gregorio, se da culto a la imagen de Santa María Magdalena, cuya festividad hoy celebramos.
Ésta es la que se muestra arrodilla a los pies del Stmo. Cristo de la Vera-Cruz, en el paso de salida para la estación penitencial del Jueves Santo.

Destaca por la importancia que tiene en la vida de la Hermandad su figura, pues procesiona a los pies del Cristo de la Vera-Cruz el Jueves Santo. De autor desconocido, ya aparece en imágenes, junto al Cristo, en el siglo XIX.

María Magdalena significa la elegida por Dios nacida en Magdala, que es una población de la orilla occidental del Mar de Galilea. La primera vez que aparece en los Evangelios es identificada como una mujer fiel seguidora de Jesucristo en sus viajes. Ella fue una de las que acompañaron a Jesús en su subida al Calvario y luego permaneció junto a Él. Fue ella, junto con Las Santas Mujeres la que descubrió que había desaparecido el cuerpo de Jesús y también la primera que habló con Él después de su Resurrección. No se tienen datos ciertos sobre su vida después de la venida del Espíritu Santo. En cuanto a su representación iconográfica habría que señalar que siempre aparece con los cabellos al descubierto, algo muy peculiar, pues las mujeres de aquella época solían cubrirse la cabeza con un manto, eso puede deberse a la influencia de la escena bíblica donde María Magdalena lava los pies de Jesús y los enjuga con sus cabellos.

Esta antigua talla fue restaurada por D. José López Egreja, imaginero alcalareño y hermano de la Vera-Cruz. Fue llevada a cabo en la década de los 60 del siglo XX, por encargo de la Junta de Oficiales; dándole a la imagen mayor expresividad en el rostro y dotándola de cabellera tallada, que vino a sustituir la anterior de pelo natural. Esta imagen de vestir representa a María Magdalena arrodillada, portando en sus manos los atributos que le son propios: el cáliz y el pañuelo. Su cabeza, levemente inclinada, eleva su mirada hacia el Madero Santo. Su belleza no es idealizada, sino más bien representa el rostro con lágrimas de una mujer acongojada por el sufrimiento que percibe en el Mesías.

De la misma época del retablo de la Capilla (s. XVIII) y como partes integrantes de él, existe otra imagen de la Santa y otra de San Juan, de talla completa. Estas imágenes están colocadas a ambos lados del camarín principal, completando el retablo y se han empleado en ocasiones para completar o componer el altar de Quinario.

María Magdalena, arrodillada ante el Cristo de la Vera-Cruz, posee un ajuar en debida consonancia con su dignidad de Santa. Quizá la joya más apreciada sea la aureola de plata sobredorada y pedrería que por suscripción popular le fue donada en 1993 y que luce en la estación penitencial, además de un copón de plata, estrenado en 2012, donado por ntro. Hno. D. Juan Manuel Velázquez Ruiz.

Tiene otra antiquísima aureola de metal dorado que, junto al cáliz que porta en su mano derecha, fue donado por Dª Encarnación Ortiz; y varios pares de pendientes de oro y pedrería de los llamados “cubanas”, así como los característicos “isabelinos”. Una túnica bordada en oro sobre terciopelo granate, que bordara Dª. Aurora Reverte, y otras lisas con sus mantolines; además de ricas enaguas, encajes y antiguos pañuelos componen el completo ajuar de la Santa. Asimismo, posee diversos fajines hebraicos de seda; otro mantolín burdeos bordado en oro, y un conjunto verde confeccionado por nuestras hermanas en el taller de bordados de la Hermandad. Pero es, sin duda, sobre el clásico monte de claveles grana del Santísimo Cristo en su paso procesional, cuando más y mejor luce Santa María Magdalena.